La muerte tiene un rostro humano

Las acciones de los paramilitares continúan saliendo a la luz pública gota a gota. Las informaciones macabras sobre las actuaciones violentas, salvajes, se acumulan una tras otra. Y en el trasfondo de todo ese escenario estamos los colombianos.

Colombianos que ciertamente enfrentamos muchas veces esas realidades con inmensa rabia en la intimidad de nuestros hogares, y que sin embargo al dar un paso en la calle queremos mantener la cabeza en alto y olvidamos. Olvidamos para poder vivir. Olvidamos todo eso que ocurre porque de otra manera el aire sería irrespirable. O al menos ese es el sentimiento que tenemos.

Hoy quiero decir que no estoy de acuerdo y que a pesar de declararme culpable de haberlo hecho en el pasado, hoy rechazo esa actitud de olvido en pro de la supervivencia personal y considero que es parte del problema.

Es parte del problema el que cada colombiano no entienda que es responsable de lo que ocurre y que esa responsabilidad implica no tomar las desgracias a la ligera. Que ser responsable es ser consecuente con la realidad para poder cambiarla y que por lo tanto es un acto indirecto de complicidad con la injusticia reinante el alimentar un optimismo (cuando este es exagerado) que defienda una imagen positiva ilusoria del país.

En Internet y por todas partes queremos decirle al mundo que tenemos cosas que valen la pena, llegando al extremo de enumerar todos aquellos puntos positivos en los que ocupamos los primeros puestos, ocultando aquellos que nos son reservados en lo que se refiere a desapariciones, violencia y salvajismo.

Colombia es un hermoso país que tiene a cargo los peores problemas que puede enfrentar una nación. Es por esto que no debe olvidar que la vergüenza no es solamente propiedad de aquellos países que en el pasado han dejado manchar su historia con guerras industrializadas y genocidios a poblaciones inertes. El mismo espíritu salvaje y denigrante esta presente en las acciones de algunos colombianos.

Colombia tiene derecho a mirar para adelante, derecho a defender aquello que hace bien y aquello positivo que tiene, pero no tiene derecho a olvidar que es en Colombia y que son colombianos y conciudadanos (antes que paramilitares, guerrilleros o lo que sea) aquellos que impunemente han destruido los valores humanos dentro de sus fronteras, reduciendo el valor de la vida a la más triste y deshonrosa mínima expresión.

Cuando hable bien de Colombia hágalo, pero no olvide que también en Colombia ha pasado esto: Se entrenaban para matar picando campesinos vivos

Una muy buena explicación de porque se tiene la responsabilidad de no olvidar y de enfrentar la violencia mediante el debido proceso, se puede encontrar en la entrevista hecha por el Tiempo a María Victoria Uribe (antropóloga) : No es suficiente sacar los muertos para sanar al pais

Otro punto de vista muy acertado es el expresado por Rudolf Hommes en su artículo de El Tiempo: La Brutalidad del Paramilitarismo. En el expone claramente el papel que tiene dentro de una sociedad el enfrentar a cabalidad la responsabilidad ante esos horrores para empezar a construir una consciencia nueva, en la que el salvajismo que he mencionado antes sea desterrado de nuestro país.